domingo

Un mes

Un mes son treinta días, o treinta y uno si lleva mi cumpleaños, o veintinueve si ha perdido un día a las cartas, o veintiocho si regala otro cada cuatro años. Un mes tarda la luna en sonreír de nuevo; un mes corto es lo que se aplaza en descubrir un embarazo puntual. En un mes se suele hacer el camino de Santiago del tirón. Un mes son las vacaciones de cada año, dos semanas elegidas por uno y dos por la empresa; un mes es lo que demoran en ser devueltas las cartas que uno mismo se envía.
Un mes representa la esperanza de vida del 23% de los bebés que nacen en los campos de refugiados africanos (o del 17% o del 33%, los números son los únicos que pueden decir la verdad mintiendo). Un mes es la temporada dura del monzón, también lo que dura el Tour de Francia. Nueve meses dura convertir dos células en un consumidor. Un euro al mes es lo que otro número dice que mucha gente dispone para el milagro de los panes y los peces. La primavera está encerrada en tres meses. Un mes tarda el amor verdadero en convertirse en amor falso; un mes son las noches que aguanta el cuerpo sin una caricia.
Ayer, Fernando me dijo que el libro estaba en la imprenta, que tardaría un mes en salir.
No sé cómo contar el tiempo.







viernes

La primera ecografía

Hace poco tiempo unos amigos acudieron a su primera ecografía. Era curioso porque a ella la conozco desde bastantes años y, no sólo nunca había deseado tener niños, sino que tenía muy claro que jamás los tendría. Lo tenía demasiado claro.
Quitando los vaivenes de la vida, recuerdo que, cenando, me contaba el proceso mientras bebía cerveza sin alcohol. Estaba emocionada. Le habían puesto un gel en la tripa y habían pasado una especie de aparato que mostraba el niño en una pantalla. Casi podía verlos a los dos, ella tumbada en una camilla y él agarrándola de la mano. Les pregunté por el sexo del bebé y me dijeron que casi con toda seguridad fuese niña. Explicaron que si se les ve el pene, obviamente son niños, pero si no se les ve puede que sean niñas o que lo tengan escondido o todavía no se haya desarrollado del todo.
La cena fue perfecta, acabamos con todos los platos.
Ayer estuve con Fernando, en su casa. Me dio la portada del libro, estaba sacada por impresora, la había pegado con celo y colocado sobre otro libro para que viese el impacto que iba a causar. Estaba algo descolorida e impresa con las bandas típicas del modo de ahorrar tinta. Mi fotografía es de esas con pose, con cara de interesante (la podéis ver, es la misma foto que hay en el perfil del blog). Me la hizo una amiga, Macarena Cortés, en su terraza una tarde de verano. Cogí la portada, la leí, la giré, la coloqué a varias distancias, la puse entre otros libros, pero, por más vueltas que le di, tampoco le pude ver el sexo.

Y, a diferencia de mis amigos, eso me asustó.





Ecografía del universo


domingo

PORTADA


Hola a todos. No sé siquiera cómo empezar... Bueno, mi nombre es Mario de los Santos y en marzo, al menos eso dice Fernando, el editor, saldrá mi tercer libro: "Cuando tu rostro era niebla".
Sale en Onagro Ediciones, una editorial de Zaragoza no muy grande pero con una trayectoria muy larga: quince años sacando libros a la calle.
Mientras preparábamos este libro, Fernando, que acaba de introducirse en el mundo de Internet, me propuso la idea de hacer un blog publicitario del libro. En un principio únicamente se trataba de tener un espacio donde mostrar la portada del libro y poco más, pero dándole vueltas al asunto, pensamos que sería interesante hacer un blog donde pudiésemos contar las viviencias del libro durante su primer año. Donde hubiese entradas contando cómo lo sentíamos, las alegrías, el trabajo y las desilusiones... Hacer un bosquejo de lo que significa editar un libro en una editorial pequeña pero honesta.
Y eso vamos a hacer...
Periódicamente entraremos tanto él como yo para ir contando cómo transcurre el primer año en la vida de un libro (no nos engañemos, en la mayor parte de los casos es el único año).
En mi caso ya es el tercer libro, el segundo con Fernando. Antes su editorial se llamaba Zócalo pero tuvo que cambiarse el nombre porque estaba registrado y ahora se llama Onagro. El primer libro que sacamos juntos se llamó "Al final de la cebada" y fue una experiencia muy bonita. Como casi siempre que no se cuenta con muchos apoyos publicitarios, sacamos el libro adelante con muchas presentaciones y ferias. Pero no nos quejamos, finalmente se vendieron dos ediciones, y por eso volvemos a la guerra.
El primer paso ha sido buscarle una portada. Para ello hemos tirado de amigos, y el que más tenía a mano era a Óscar Sanmartín. Óscar es ilustrador, director de arte, dibujante, intrusista profesional y cualquier cosa que le permita hacer un garabato en un papel. Él ha diseñado esta portada que esperamos que os guste (o no, que tampoco pasa nada).