martes

Boca a boca: el camino de la cultura (I)


A veces me da por pesar. Cada vez menos, lo reconozco, me estoy volviendo un vago. Estamos cerrando presentaciones, muchas presentaciones, para que la gente conozca el libro y se animen a comprarlo, prestarlo, sacarlo de la biblioteca, robarlo (ojala), llevarlo de contrabando o utilizarlo para calzar la mesa del ordenador que se mueve. Tengo la lista de lugares delante y pienso en los mecanismos que hay que emplear para dar a conocer el bicho.
Uno de los desánimos más grandes del escritor que comienza viene precisamente ahora, cuando se da cuenta de la inmensidad de una librería y de lo delgada que es su obra. Dicen que se publica un libro cada tres minutos, no recuerdo si en España o en el mundo, pero tanto monta que monta la nata.
Eso impresiona. Lo piensas y te dices que la cosa está mal.
Y es que analicemos un poco qué debe hacer un libro para ser conocido.
Los medios de publicidad mayoritarios, mejor ni pensarlo. Debido a los costes productivos, la estrechez del mercado y el poco margen de beneficio, tan sólo editoriales como Planeta pueden permitirse anunciar sus libros por la televisión. Y eso muy de vez en cuando.
En la radio es otro tema. Ahí se pueden ver anuncios, pero cuando compruebas los precios de una cuña, ves porqué únicamente las editoriales pertenecientes a los grupos informativos son las únicas que sacan anuncios en las radios de esos mismos grupos. Para una editorial pequeña o mediana, impensable también una cuña en la radio.
Me dicen que están las nuevas tecnologías, y la imaginación para usarlas, que en ese campo puede competir cualquiera. Bueno, vale, con ánimo montamos este blog y avisamos a todos los amigos. No me puedo quejar. La verdad es que es una herramienta bien útil para establecer una relación con los lectores. Yo cuelgo un texto, los lectores lo comentan… Bien, funciona. Está perfecto. Pero no nos engañemos, llegar a un blog que no estás buscando (y de eso se trata la publicidad, de que tu información llegue a alguien que no la busca; llegar a los que te buscan, pues tiene menos mérito) es tan difícil como encontrar el amor de tu vida chocando con ella y tirándole los apuntes. Que sí que pasa, que no digo que no, que también veo películas, pero no me diréis que es lo normal. Así que, en realidad, al blog terminan entrando principalmente los amigos y los lectores que han visto la dirección en el libro ya comprado (hay que ser justo, aquí también hay gente que he conocido a través de este blog. Sois maravillosos, pero no mayoritarios. Quedaros con lo primero, vale más).
Podemos hacer carteles y colgarlos, me propone un amigo. Me echo las manos a la cabeza, por favor qué herejía… ¿Carteles? Sí, bueno –duda-, son baratos y se ven… Pero, por favor, que esto es un libro. ¿Qué quieres que crea la gente? ¿Que quiero vender?
Porque esa es otra, cuando se publica un libro, lo peor que te puede pasar es que quieras vender. No puedes ir a una entrevista y decir, jo, cómo me molaría vender un huevo de libros. Todo el mundo te mira con una cara que parece que has matado a tu madre. Un escritor jamás debe querer vender. Los escritores deben aspirar a pasárselo bien, a encontrarse con ellos mismos, a compartir su arte con el mundo, a descubrir las hondas reflexiones de la humanidad humana… Pero nunca a vender. Vender prohibido. Primera regla, no ser comercial.
Pero no nos perdamos, si no valen los carteles, menos valen los objetos de promoción como llaveros o camisetas. Tanto unos como otros están bien para los discos, los conciertos, pero nunca para la seriedad de la literatura. Eso que conozco alguno que lo ha hecho y le tengo el mayor respeto del mundo, precisamente por hacerlo. Por ponerse el mundo por montera y hala, a ganarse al pan.
Como vemos, las puertas se cierran. Y es que lo libros no pueden publicitarse como si fueran salchichas. Porque los libros son arte, son cultura (tienen el 4% de IVA). Son los libros y no la paga de fin de mes lo que hace avanzar el mundo. Los libros deben seguir sus propios caminos. Entre estos caminos, el mejor, es el conocido “Boca a boca”. Eso mola, mucho, un huevo, que tu libro se venda boca a boca, sin promoción.

7 comentarios:

Caperucito Lorca dijo...

Noto en tu discurso reflexión, premeditación, impotencia, un poco precabido o incluso realista. Sentimientos muy humanos, sin duda. Y ya solo porque hayas pronunciado la regla de oro (no escribirás por dinero) vale la pena escuchar tu historia.

Ahora llegaría ese generoso momento en el que te digo "Va, dime dónde puedo comprarlo". Pero no lo haré. Y no te voy a dar explicaciones del tipo "lo siento, es que soy estudiante y no puedo permitírmelo" porque suena a mendigo apartado de una acera al que nadie quiere dar limosna.

Y eso, afortunadamente, no lo eres Mario.

Un abrazo.

(PD: lo del arte no hay que situarlo lo primero en la vida económica porque entonces se destruye su razón de ser. Escribe libros porque te apetezca y, con un poco de esfuerzo, llegará tu libro a las manos de quien lo merezca). Por cierto, igual encuentras la respuesta en el último cajón del armario ;)

Administrador dijo...

En mi caso, los libros suelen silbarme desde las estanterías. No suelo comprar los grandes ventas, esos en cuyas campañas promocionales el autor aparecen retratado con un cabezón desmedido. Creo que además de un contenido digno, el libro debe tener un hermoso título y una buena portada, de Sanmartín, a poder ser; que luego hay que dejar que se busque la vida y los lectores que se merece. Sé de unos jóvenes editores entusiasmados que cada dos por tres ponen en circulación uno de esos. Un fuerte abrazo y avisa cuando tu novela ande suelta por esos mundos.

Mario dijo...

La verdad Caperucito que no estoy de acuerdo contigo. Pero es por culpa mía. Por mezclar churras con merinas.
Y es que esta entrada es como un chiste sacado de contexto, que no tiene gracias. Te cuento, además de escritor, tengo una editorial con varios amigos. Este análisis nada tiene que ver con el libro sino con una cena con otros editores donde hablamos de estas cosas. Alguno dijo, de esto hay que levantar un acta, y otro, que lo cuelgue Mario en el blog ese suyo, que vendrá bien a los que quieran saber cómo va la cosa.
Creo que en la escritura hay dos momentos claves: el momento de la creación donde estoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices. Y el momento de la publicación (de igual papel, blog o como desees). Son dos cosas diferentes. Tú te has centrado más en la primera, mientras la entrada hablaba más de la segunda. Precisamente nos reíamos de esa supuesta pureza del escritor respecto a su trabajo. Siempre refiriéndome al momento de publicar (repito, la creación es otra cosa), como escritor y como editor, creo que un escritor, desde el momento que alguien confía en él y apuesta su pasta en una obra, hay que intentar vender. Cuanto más mejor. Si te esfuerzas y no sale, pues no pasa nada. Pero si el escritor no se esfuerza y el editor pierde el dinero de la apuesta que ha hecho con toda la ilusión del mundo (porque a los editores nos ilusionan esas apuestas, puedes creerlo, no somos unos avaros que cuentan las monedas que roban de los derechos de escritor), lo más probable es que se lo piense dos veces al apostar por otro escritor novel y prefiera apuestas más seguras. Así que el escritor debe matarse por vender (siempre el escritor que publica, y que publica en una editorial honesta, si publicas en una autoedición, es otra cosa. Aunque también las hay que merecen la pena), primero por su obra, luego por el editor que confía en él y finalmente por el escritor que viene detrás.
Y tienes razón, no soy un mendigo. Conozco los trucos y los caminos, sé cuales están cerrados y cuales no y dónde tengo los puntos fuertes y débiles. Lo mismo le pasa a Fernando (el tío lleva 15 años en la carrera, casi nada en una editorial pequeña). Tampoco creo que el arte se destruya con la vida económica, ni mucho menos. Pero eso es otra discusión que, como tenemos amigos comunes, espero que podemos tener algún día con una cervecita.
Pero eso es lo que intentaba explicar, y releyendo el texto me doy cuenta que no lo consigo. Que tienes razón en las impresiones y que no pega ni con cola. Que me he dejado llevar por la doble vertiente y he terminado poniendo las cosas donde no deben. Como ves en el título iba una segunda parte, ahí hablaba de cómo se creaban esos boca a boca y de cómo no tienen nada de espontáneos, pero ya no la voy a poner.
Pensaba quitar esta entrada pero esto es como el ajedrez, ficha tocada, ficha movida. Lo que sí puedo hacer, permítemelo, es hacer otra entrada pronto volviendo a recuperar el tema del libro. Una de agradecimientos, que creo que ya se deben.
Muchas gracias por el toque, tío, que se me habían cruzado los cables.
Ah, y gracias Pat Rizia. Me dicen por ahí que vas a tener un hijo precioso, de largas piernas y acogedora casa…

Rocío dijo...

- Hola, buenos días...
- ¿Qué tal?
- Aquí estamos, a encargarte un libro para que me lo pidas
- Dime...
- "Cuando tu rostro era niebla"; no recuerdo la editorial, sé que empieza por "o", pero, ¡ay, qué coraje!
- No te preocupes. ¿Sabes el autor?
- Sí, claro: Mario de los Santos. Mira a ver en Internet porque acaba de salir y no sé si ya lo habrán distribuído.
- No hay problema, ya te lo tengo aquí apuntado y te llamaré.
- Vale, muchas gracias. Hasta luego.
- Adiós.

Ya sólo queda esperar. Eso es la única ventaja que tiene las librerías de esta ciudad (que no sé si llamarlas así...): que a falta de no poder hojear y ojear casi ningún libro de los que buscas, te queda la intriga de la llamada que te dice:
- Rocío, tu libro ha llegado.

Mario dijo...

Jo, muchas gracias Rocío. Una cosita, por casualidad, no serás la ganadora del Gloria Fuertes de Poesía? Es que lo ha ganado una chica que se llama como tú con unas poesías de un estilo parecido al tuyo...

Rocío dijo...

No, Mario, qué más quisiera yo...Ni siquiera me he presentado a ningún concurso, pero la buscaré que ya me ha picado la curiosidad.

Anónimo dijo...

En esta tarde aburrida en la que hay muchas cosas que hacer y pocas que apetezcan me he dedicado a vagar por internet y leer un rato, cosa que no hacía desde hace mucho tiempo
Todo escritor, empieza escribiendo historietas en cuadernos cuadriculados con anillas en el lateral y compartiéndolo con sus padres, amigos, conocidos....
De ahí, se anima y siempre y cuando con el ánimo de las personas que más le quieren y le empujan, se aventura a enviar algún relato a un concurso y a medida que sus relatos se ven recompensados es cuando yo creo que se decide a escribir más en serio y enviar algún borrador a una editorial.
Pero el escritor consagrado, el escritor que ha vendido miles de novelas, o simplemente el escritor que bien o mal, decide ganarse la vida escribiendo, le importa el dinero, y que sus libros se vendan. No voy a decir que es lo único, porque en esta profesión, tienes que gustar para ganarte la vida, pero desde luego, lo hace por dinero. Aunque desde luego, yo envidio esta profesión, en que profesión, te dejan expresar lo que tu quieres y mientras la desarrollas, ríes, lloras, te enfadas, desengañas, rompes, .....???
El mundo de la editorial, está claro, al principio, una vez o dos, podrás dar una oportunidad, a un escritor, que sus libros los compre solamente la familia, amigos,... X personas, pero a la larga, y no mucho, tendrá que comprarlo alguien más, puesto que sino, no cubren ni siquiera los costes, y por mucha ilusión y ganas que se tenga por ese libro, al fin y al cabo, es su trabajo, y nadie se casa con nadie
Por último, en cuanto a qué me baso para comprar los libros que me leo, no lo hago, ni por los grandes escritores, ni publicidad, en cualquier medio, ni por na, simplemente, y estoy totalmente de acuerdo, en que será lo que más guste al escritor, que es en el boca a boca, el "te has leído el último libro de ....????
Para terminar, animarte a que sigas escribiendo, he leído tus libros y me gustan