Bienvenido/a al blog del libro "Cuando tu rostro era niebla". En él podremos seguir el recorrido del libro, del autor y del editor durante su primer año de vida.
Esperamos que os guste. Un saludo a todos/as.
Hace poco murió Vicente Ferrer, San Vicente Ferrer ya para algunos, y le dieron pompa hasta sacarlo en los informativos, y hacerle un reportaje en Informe Semanal, y poner su foto en todos los diarios, y que te llegaran invitaciones a porrillo en el faisbuk para hacerte admirador.
Recuerdo un libro que cayó en mis manos, lo habían escrito los de su propia fundación, que conste, que hablaba de cómo comenzó el cotarro, y sale Vicente Ferrer entrevistándose con ricos empresarios del último franquismo, con miembros preeminentes de los medios de comunicación de entonces, con representantes bien conocidos de la política de régimen y, algo que me dejó boquiabierto, con representantes del Opus dei.
Todos los inicios son duros, me dije, y lque evante la mano la primera organización que no recibe fondos estatales o de obras sociales de las cajas de ahorros. Lo importante no es cómo se consiguen los fondos sino cómo se gestionan.
Sin embargo, hay algo que siempre me mosquea porque, en mi opinión, como me dice mi padre, si de verdad algo está cambiando, si aparece una fórmula que permita salir a los pobres del hambre, no te preocupes Mariete, que no lo van a sacar en el telediario.
Hace poco me enteré de otra noticia que no comienza con los apoyos que he nombrado antes, que no tiene un apoyo casi del 7% de sus fondos de empresas, una iniciativa ideada por los mismos que les toca pelear para evitar el hambre y ganarse la dignidad cada día.
Estuve hace unas semanas en el colegio Liceo Europa. Me invitó Manuel Zapater, estupendo lector y amante de los animales. Me enseñó la colección que tiene de peces en peligro de extinción. Impresionante. Nunca había visto algo así. También el zoológico del que disfrutan los alumnos en el laboratorio: lagartos, insectos palo, cucarachas, ranas...
Me quedé sorprendido, y por un momento desee ser niño de nuevo para que mis padres me llevaran a ese colegio y jugar con todos esos animales, cogerles cariño y estudiar biología para terminar haciendo los documentales de la 2.
Aparte de compartir interés científico, Manuel me invitó para darles a los alumnos de primero de Bachillerato, creo, una charla para motivarles en la escritura creativa. Casi ná.... Además, algo extraño, porque precisamente en ese colegio da clases uno de los mejores narradores aragoneses, Ismael Grasa.
Pero claro, él es profe allí. Y el papel de profe, compartir vida con una profe mejora la empatía con el colectivo, es siempre muy chungo. Un día, hablando con mi pareja, que por lo que dicen lo debe hacer muy bien, me decía: esto es como tu aikido, Mario, lo importante es la distancia, estar en el punto justo para que tengan confianza pero que no se pasen, para que te respeten pero no te odien, para poder reprenderles sin que por ello pierdan interés por lo que les intentas mostrar.
Afortunadamente, yo no era profe y pude hacer el payaso todo lo que quise, pasármelo bien y, creo, hacérselo pasar bien a los muchachos y muchachas que asistieron. Sus impresiones, tamizadas imagino, las negativas no las van a poner, se pueden leer en este espacio:
Buff, será también la crisis, pero lo que cuesta mantener un poco de regularidad en el blog. Aquí va la segunda reseña... (Lo que cuesta mantener una regularidad ya en cualquier cosa...)
Carlos Salem sabe
Matar y guardar la ropa Carlos Salem Ed. Salto de página
Uno de las mejores cosas que tuvo la SELIN de Blanca, Murcia, y tuvo muchas, fue la posibilidad de gastarse en dinero en las editoriales y libros que a uno más le gustan. Entre el buen montón que nos trajimos estaba “Matar y guardar la ropa” de Carlos Salem, de esa editorial, Salto de Página, que tan bien lo hace, que escoge los títulos que más nos gustan, y los enmarcan en esa sobriedad, siempre sorprendente, con la que editan (sencillamente genial la idea de colocar el código de barras en la portada, como elemento decorativo, detalles de saber hacer). A Carlos Salem no lo había leído antes. Había leído alguna crítica, relacionada con la Semana Negra de Gijón, en la que lo trataban de nueva promesa, de renovador del género, de maestro. La verdad, que renovador no sé, meterse en esos berenjenales me supera; maestro seguro, más que promesa, pero lo que sí que certifico es que, leyéndo Matar y guardar la ropa, te lo pasas de puta madre. Te ríes, pero no de sonrisa, sino de carcajada en el autobús. Y te ríes porque Carlos Salem sabe, Salem maneja bien los conceptos, Salem sabe articular una historia, Salem sabe diseñar unos personajes, Salem sabe narrar y, sobre todo, Salem sabe removerte por dentro. En cuanto al argumento, el libro tiene reminiscencias de Boris Vian, de ese refrescante “Que se mueran los feos”: un asesino a sueldo de una empresa anónima (recuerda a la famosa Murder Inc. de Albert Anastasia) con doble vida incluida, tiene que trabajar durante las vacaciones que debe pasar con sus hijos. Pero este encargo es un encargo especial, ya que el objetivo bien puede ser su exmujer o la pareja de la misma. Así que, finalmente, terminan todos en un camping nudista de Murcia: asesino, hijos, exmujer, pareja de ésta… Todos revueltos y todos desnudos. La novela mantiene un ritmo narrativo arrollador que, sin embargo, permite pequeños remansos de paz donde el autor coloca pequeñas joyitas: frases para enmarcar, reflexiones, dardos al interior de cada uno que obligan a cerrar el libro, mirar unos instantes por la ventana y recordarse que es imposible que el libro esté hablando de uno. Otro de los aspectos a destacar es el tono narrativo. Fresco, audaz, con un equilibrio medido entre el humor, la melancolía, la resignación y la esperanza, que permite arrastrar al lector, en apenas una página, de soltar una risa a contener un suspiro. Un libro muy recomendable, yo al menos lo recomiendo sin miedo. Novela negra de verdad, de las que homenajea a los clásicos, de la que mira al futuro, de la que no quiere estancarse ni ser una más en las estanterías. Y es que Carlos Salem sabe. Sabe cómo hacer que el lector no pueda dejar el libro. Y lo sabe hacer con literatura de la buena, con una prosa estudiada, cuidada, con oficio y corazón, con técnica y estudio, con sentimiento y jirones de piel sobre el papel.
Se nos ríen. Nos toman por idiotas. Se nos decojonan. Y lo peor de todo es que nos comportamos como tales, así que no tienen motivo para seguir pensando que exista vida inteligente por aquí.
Ayer venía en el autobús. Un grupo de amigos y amigas discutían delante de mí sobre la crisis. Primero cada uno dio las razones empíricas más cercanas, por lo que pude entender había dos autónomos (juraría que instaladores de frío industrial o algo así) y tres trabajadores a sueldo no cualificados (dos cajeras, una del Corte Inglés y otra de una cadena de super sin identificar y un tercero que no puedo definir). Yo hacía como que leía pero no, en realidad el libro abierto era un excusa para calibrar el grado de imbecilidad de la sociedad española en estos momentos…
Comenzaron por sus casos particulares, despidos, paro, presiones en los precios, y terminaron hablando de la famosa subida de impuestos de Zapatero, como ellos la llaman… Unos como mal menor y otro como mal mayor…
Y lo dicho,me dije, el mecanismo funciona, ellos aprietan el botón y el resto obedece, sin desviaciones, sin dudas, sin crítica, sin capacidad de salir de los raíles. Discutir mucho, encarnizadamente, pero siempre sobre la bipolaridad que se plantee.
Porque me hace gracia la poca capacidad de análisis, o tal vez el poco conocimiento del personal; y ya no me valen excusas, en mitad de una situación como esta, lo mismo da teclear marca.es para ver el fichaje de Cristiano Ronaldo, o tetasgordas.com para hacer una juanola, que teclear por ejemplo cotizalia.com y enterarse de que los gobiernos europeos han destinado 3,7 billones (con b de Barcelona, por si acaso) al rescate bancario, España 130.000 millones de euros. O de que el banco central europeo i
nyectó en un solo día, el 29 de septiembre de 2008, 75.000 millones de euros en los mercados bursátiles.
Un partido que se llama socialista, los colegas y levantan el puño... 130.000 euros a los bancos.
Para aquellos que vayan a decir qué se podía haber hecho si no, ya les digo que hay infinitos mecanismos de introducir dinero en los mercados. Uno de ellos es crear una ventanilla única que examine las rentas de las familias y en función de ellas, les liberes de unos u otros meses de hipotecas. con 130.000 millones mira si era posible. El dinero hubiera llegado a los banco igual. Per oahora, tienen el dinero del gobierno socialista y las hipotecas de la gente. Doble ganancia. Y Rajoy dice que Zp es una máquina de gastar dinero... Sí, claro, pero flaco, diga en qué... Porque el plan E de inversión que ustedes tanto atacan, tiene un montante de 8.000 millones de euros. 8.000 millones fe inversiones locales frente a 130.000 millones para rescatar a la banca. ¿En qué se ha gastado el dinero entonces?
Pero, ¿eso qué significa? Que España ha regalado (verbo regalar, busquen en el diccionario) 130.000 m
illones de euros del DINERO PÚBLICO (usease, có, de la pasta de tós) a empresas privadas para que no quiebren: empresas que no se han hecho públicas ni se sabe cuánto ni cómo.Empresas que se han puesto en risego por emplear malar artes para enriquecerse en bolsa. Artes legales, sí, porque las leyes neoliberales que defendían hasta hace poco la derecha mundial decían que era lícito. La cara de vergüenza debería caérseles...
Mientras esto ha ocurrido con el gobierno de ZP, el otro partido (porque parece que en España sólo hay otro partido. Hace poco un intelectual de estos de los amigos artistas, escribía en su blog que Chávez era un dictador, entre otras causas, por arrinconar a la oposición… Ya tocará otra entrada sobre eso) aplaudía la decisión. Dinerito para los bancos, no para la gente.
Y yo me pregunto, ¿el personal de dónde creía que se iba a sacar esa pasta? ¿Quién creía que la iba a poner
luego? ¿El rey o la corona? ¿Se iban a quitar sus asignaciones de unos 25 millones al año al año? ¿O no, que iban a ser lo políticos y todos iban a rebajarse sus sueldos a la mitad? O no, país de Alicia, los bancos y cajas lo devolverían cuando les fuese bien… Obviamente, no, el tergal iba a salir de los de siempre, de los ciudadanos. De los mismos que después de aguantar los robos en las hipotecas, las comisiones de servicio o los intereses usureros, iban a pagar la mala cabeza y la usura en las inversiones de los señores accionistas y ejecutivos que pueden llegar a cobrar 450 millones de dólares.
Y claro, si eso es así, no quedan si no dos opciones: una, intentar evitar el desmembramiento del poco estado del bienestar que queda a base de impuestos (el PSOE) o destruir los costes que este sistema tiene para el estado (PP) como bien propugnaba hace poco mi amigo Ánsar, y vender el patrimonio estatal, probablemente a los amigos, o sea a los propios bancos.
Con este panorama, se puede decir que esto no ha sido una crisis, ha sido un robo a mano armada. Legal, pero robo.Y la gente en lugar de ver que les han estafado, unos y otros, que les han robado los bancos, y salir y prenderle fuego a las sucursales y linchar a quienes lo han permitido, y decidirse a vivir sin una ralea de corruptos y vividores, se siguen peleando por quienes son mejores, si Cristiano o Messi, si Belén o la Campanario, si PP o PSOE.
Hay que reconocer que las empresas de comunicación (que no son medios, que son empresas privadas de noticias dependientes de sus accionistas, que son a su vez otras empresas, y su publicidad. Vamos ya a dejar de llamarlo medios y usar su verdadero nombre: Empresas de comunicación) hacen muy bien su trabajo.
¿Y saben qué es lo mejor de todo esto?
Este pequeño artículo del colega Juan Torres, profesor de economía, que algo sabe sobre esto:
Este año me han gustado mucho los ciclos estacionales. Me ha gustado que el invierno fuera duro y, hasta su útlima hora, muriese matando, que el verano no haya dado tregua, salvo algún día aislado, sol y asfalto derritiéndose. Me gustan porque me cansan el cuerpo y éste pide un cambio. La primavera pasada, mi piel anhelaba el sudor, la camiseta corta, las sandalias… Y ahora, voy suplicando por las esquinas que entre de una vez el otoño, que tenga que poner las sábanas en la cama, que haya que cerrar las ventanas al anochecer… Y es que los años anteriores, ni el invierno había sido invierno ni el verano mereció su nombre. Fueron estaciones uniformes, indefinidas, intercambiables casi, donde ni los jamones se secaban, ni los granizados terminaban de apetecer. Mi cuerpo necesita saturarse, llegar a su límite térmico, aplastarse para luego resurgir. Porque casa cosa tiene su momento (turn, turn, turn...) y mezclar todos los colores sólo da el negro. Al menos, en este aspecto, tengo definida mi preferencia ante el dilema con el que Kundera introduce su libro más famoso. Entre el peso y la levedad, yo me quedo con el peso.
Me encanta, de vez en cuando, pasear por los blogs que menos frecuento. Blogs de escritores, poetas, músicos, pintores, artistas… Lo hago de modo indiscriminado, salto de uno a otro con aleatoriedad, en cuanto me aburro pulso el enlace que tengo más cerca y prosigo. No es que me interese mucho qué dicen, ni siquiera cómo lo dicen, pero es entretenido, el tiempo pasa, y da una idea general de por dónde van los tiros en este mundillo. Lo que más me sorprende es que todos estos/estas siempre tienen muchos amigos, cantidad de artistas también, que se citan y piropean unos a otros constantemente. Yo no sé si tienen amigos que no sean artistas, o si estos les parecen tan poco interesantes que no merecen salir reseñados en el blog. Nunca hablan de un amigo fulanito, que el otro día se casi se le cae encima el lavabo cuando estaba arreglando las tuberías. No, los amigos son pintores, o músicos, o escritores sesudos… Vaya… Pues yo sí que tengo amigos de esos: fontaneros, administrativos, militares (de todo hay en la viña del señor), electricistas, albañiles y resto de gremios… Y uno de esos amigos, el otro día me descubrió, me pilló con la conciencia en la masa. Estábamos hablando de la historia del corto que acabamos de producir desde Tropo, le contaba el rodaje y cómo lo había vivido. Mi colega, con las manos tan llenas de callos que su pareja no deja que la acaricie, me conoce desde hace mucho tiempo. Eso es tu frustración, me dijo de repente el capullo. Eres editor, productor, te mueves entre los artistas esos porque eres un frustrado… Me quedé con las burbujas de la cerveza bien clavadas, sin poder hablar. Intentaste tocar la guitarra en un grupo y no valías para nada, luego te pasaste a carga-autor, dabas pena, luego te lo has montado de poeta, letrista, escritor… Tío, a ti lo que te gustaría es tener algún talento artístico pero no lo tienes, así que te lo montas de lo único que puedes para justificarte, del fulano que pone la pasta. Y ni siquiera de eso vales, porque no vienes de familia rica. Así, que en cuanto te vaya mal un proyecto, te veo pidiéndome curro de ayudante… Cuando nos fuimos cada uno a casa, después de pensarlo un rato, el jodido tenía más razón que un santo. Pues sí, leche, en realidad, aquí dejo constancia, yo hubiera matado por tocar la guitarra en una banda de rocanroll. Eso es lo que quería hacer… Y lo demás, cuento… Y tú, colega, en lugar de trucar aquellas motos debería haberte gustado más la psicología, capullo… Pero a lo que vamos, que no me imagino a mis amigos artistas diciéndome estas cosas…