lunes

Matar y guardar la ropa

Buff, será también la crisis, pero lo que cuesta mantener un poco de regularidad en el blog. Aquí va la segunda reseña...
(Lo que cuesta mantener una regularidad ya en cualquier cosa...)


Carlos Salem sabe

Matar y guardar la ropa
Carlos Salem

Ed. Salto de página




Uno de las mejores cosas que tuvo la SELIN de Blanca, Murcia, y tuvo muchas, fue la posibilidad de gastarse en dinero en las editoriales y libros que a uno más le gustan.
Entre el buen montón que nos trajimos estaba “Matar y guardar la ropa” de Carlos Salem, de esa editorial, Salto de Página, que tan bien lo hace, que escoge los títulos que más nos gustan, y los enmarcan en esa sobriedad, siempre sorprendente, con la que editan (sencillamente genial la idea de colocar el código de barras en la portada, como elemento decorativo, detalles de saber hacer).
A Carlos Salem no lo había leído antes. Había leído alguna crítica, relacionada con la Semana Negra de Gijón, en la que lo trataban de nueva promesa, de renovador del género, de maestro.
La verdad, que renovador no sé, meterse en esos berenjenales me supera; maestro seguro, más que promesa, pero lo que sí que certifico es que, leyéndo Matar y guardar la ropa, te lo pasas de puta madre. Te ríes, pero no de sonrisa, sino de carcajada en el autobús.
Y te ríes porque Carlos Salem sabe, Salem maneja bien los conceptos, Salem sabe articular una historia, Salem sabe diseñar unos personajes, Salem sabe narrar y, sobre todo, Salem sabe removerte por dentro.
En cuanto al argumento, el libro tiene reminiscencias de Boris Vian, de ese refrescante “Que se mueran los feos”: un asesino a sueldo de una empresa anónima (recuerda a la famosa Murder Inc. de Albert Anastasia) con doble vida incluida, tiene que trabajar durante las vacaciones que debe pasar con sus hijos. Pero este encargo es un encargo especial, ya que el objetivo bien puede ser su exmujer o la pareja de la misma. Así que, finalmente, terminan todos en un camping nudista de Murcia: asesino, hijos, exmujer, pareja de ésta… Todos revueltos y todos desnudos.
La novela mantiene un ritmo narrativo arrollador que, sin embargo, permite pequeños remansos de paz donde el autor coloca pequeñas joyitas: frases para enmarcar, reflexiones, dardos al interior de cada uno que obligan a cerrar el libro, mirar unos instantes por la ventana y recordarse que es imposible que el libro esté hablando de uno.
Otro de los aspectos a destacar es el tono narrativo. Fresco, audaz, con un equilibrio medido entre el humor, la melancolía, la resignación y la esperanza, que permite arrastrar al lector, en apenas una página, de soltar una risa a contener un suspiro.
Un libro muy recomendable, yo al menos lo recomiendo sin miedo. Novela negra de verdad, de las que homenajea a los clásicos, de la que mira al futuro, de la que no quiere estancarse ni ser una más en las estanterías.
Y es que Carlos Salem sabe. Sabe cómo hacer que el lector no pueda dejar el libro. Y lo sabe hacer con literatura de la buena, con una prosa estudiada, cuidada, con oficio y corazón, con técnica y estudio, con sentimiento y jirones de piel sobre el papel.

Mario de los Santos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que has estado por la zona. Espero que te haya gustado, al menos, a la Selin le has arrancado la miga.

Un besito.